Cuidar tu bienestar personal: obtener paz mental

Si tienes hijos te conviertes en doctora, asistente de compras, entrenadora, costurera y psicóloga. Si no tienes hijos, tendrás casi las mismas ocupaciones intentando ayudar a amigos, colegas o sobrinos.

Nuestros hijos nos ven con múltiples tareas, estresados y con preocupaciones diarias. Aprenderán a vivir así. ¿Qué tal si les enseñas a sonreír durante el día, a relajarse unos minutos?, ¿Qué tal si los que están alrededor de ti aprenden a dar algo al prójimo o al planeta?, ¿Qué tal si les enseñas a estar en movimiento, trotando o montando bicicleta? 

¿Qué tal si les enseñas a vivir felices? Nuestra mente es como un globo que sueltas en exteriores, y empieza a volar por aquí y por allá, dependiendo de circunstancias externas.

Si te pregunto: ¿Estás teniendo un buen/mal día? ¿Por qué?, Quizás me respondas: Buenísimo, porque sacaron de la oficina a la persona con la que me llevaba mal, o me digas: malísimo, porque fui al teatro y la obra resultó un fiasco.

Mientras tus respuestas dependan de condiciones externas, tu felicidad no será estable. Es simple: no podemos controlar ni personas ni circunstancias todos los días. Nuestro bienestar estará en manos de otros.

Entonces, si quieres tener un buen día deja de atribuir tu buen/mal estado de ánimo a terceros.

Intentemos que la fuente de felicidad provenga de nosotros mismos, porque es un estado de ánimo y sus causas no deben encontrarse fuera de nosotros. Si tienes esa paz mental que no te juzga, frustra o hace perder la paciencia, lo puedes lograr. No son las cosas que suceden sino cómo respondes a ellas, lo que determina tu bienestar.

Si tu mente está agitada, no podrás encontrar la felicidad. Necesitamos ese estado mental en el que confías pues es estable. Aquí es donde puedes utilizar la meditación que no es más que la acción mental de concentrarte en ese estado pacífico y positivo.

Siéntate en el lugar más cómodo, con las manos vacías sobre tus muslos. Siente tu respiración. Piensa que al exhalar se van tus problemas, lo que te perturba, tus frustraciones, tal como humo negro que sale de tu cuerpo. Al inhalar, imagina que ingresa aire fresco y limpio que te llena de bienestar.

Disfruta esos minutos de paz y que te duren todo el día, cada día.

Relájate y has lo mejor que puedas con lo que tengas a mano, sea una pelota de trapo o del mejor cuero. 

En el siguiente video encontrarás una Meditación Guiada.